Desde el año 2009, el último miércoles del mes de mayo se celebra el Día Mundial de la Esclerosis Múltiple (EM), una enfermedad neurológica que actualmente afecta a unos 2.5 millones de personas en todo el mundo y para la que aún no existe cura.
En nuestro país, según la Sociedad Española de Neurología (SEN), unas 47.000 personas padecen EM, y anualmente se diagnostican 1.800 nuevos casos, de los cuales el 70% corresponde a personas de entre 20 y 40 años. Se trata de nada menos de la segunda causa de discapacidad entre los jóvenes españoles, después de los accidentes de tráfico.
De modo alarmante, la incidencia de la EM ha aumentado y se calcula que en las últimas dos décadas el número de pacientes se ha duplicado, un aumento que se debe, no solo al desarrollo de nuevos métodos de diagnóstico, sino también a factores ambientales y de estilo de vida.
La visión borrosa, los problemas de movilidad, la sensación de hormigueo, la rigidez muscular o los problemas de memoria, son algunos de los síntomas de una enfermedad cuya incidencia se duplica en el caso de las mujeres. Las causas de la enfermedad son desconocidas, y su progresión no tiene un patrón regular, por lo que una de sus características es la imprevisibilidad: hay pacientes que tienen periodos de remisión y recaída, pero otros la desarrollan de una manera más acelerada.
Aunque no existe una cura para la EM, existen fármacos que pueden retrasar el progreso de la enfermedad, así como mejorar el día a día de los pacientes. No obstante, las formas más agresivas de la patología afectan directamente la movilidad de los pacientes y limitan severamente su bienestar. Por ello, es imprescindible continuar investigando para avanzar en el desarrollo de una cura efectiva y mejorar la calidad de vida de los pacientes.