El Parkinson es un trastorno neurodegenerativo que afecta al sistema nervioso central de manera crónica, progresiva e invalidante, y es la segunda enfermedad de este tipo más frecuente en personas mayores de 65 años, después del Alzheimer.
En España, el Parkinson afecta a unas 120.000-150.000 personas y se suelen detectar unos 10.000 nuevos casos anualmente, según la Sociedad Española de Neurología (SEN), que estima que el número de afectados se duplicará en 20 años y llegará a triplicarse para el 2050. El 70% de los pacientes tiene más de 65 años, pero el Parkinson también es frecuente en adultos que no superan los 50 años, e incluso puede llegar a aparecer en la adolescencia e infancia.
Con todo, la disponibilidad de datos actuales sobre diagnósticos y pacientes de Parkinson es limitada, una ausencia de cifras que restringe el desarrollo de políticas eficaces según los diferentes perfiles de los afectados. Por ello, la Federación Española de Parkinson (FEP) ha reclamado recientemente un censo de pacientes, para facilitar la puesta en marcha de nuevos proyectos de investigación de la enfermedad. Además, la FEP ha puesto en marcha, junto a otras 53 asociaciones, la campaña Lo que más duele del Parkinson es cómo me miras, #LoQueMasDuele, que tiene como objetivo sensibilizar a la sociedad y evitar el aislamiento social de las personas afectadas.
Los pacientes de Parkinson suelen presentar una serie de síntomas motores: temblor mientras se encuentran en reposo, rigidez, trastornos posturales, pérdida en la rapidez o habilidad para realizar funciones motoras y/o trastorno de la marcha. Antes de la aparición de esta sintomatología se manifiestan otros trastornos, incluyendo ansiedad, pérdida del olfato, depresión, estreñimiento o trastorno de la conducta del sueño REM, todos los cuales son marcadores precoces de la enfermedad, y pueden aparecer entre 5 y 10 años antes que los síntomas motores.
Por eso se debe tener muy en cuenta la aparición de cualquiera de estas señales, ya que un diagnóstico precoz puede ser de gran ayuda en la limitación de los efectos y evolución de la enfermedad. Y es que, a pesar de la presencia de estas advertencias y de que uno de los mayores factores de riesgo de padecer Parkinson es la edad, el diagnóstico suele tardar entre 1 y 3 años.
No obstante, cada vez contamos con mayores avances en terapias y técnicas de diagnóstico, lo que ha llevado a disminuir la sintomatología del Parkinson. Así, durante el pasado congreso de la SEN de 2017, el Grupo de Estudio de Trastornos de Movimiento presentó la validación del Cuestionario para la Detección de la Enfermedad de Parkinson Avanzada, que será un paso más en la mejora de diagnóstico y tratamiento de la enfermedad.
Conseguir un diagnóstico lo más temprano posible es fundamental para el tratamiento y desarrollo de la enfermedad, y para ello también es materia principal la concienciación, sensibilización y conocimiento de nuestra sociedad.