La cura del Alzhéimer es una cuestión pendiente desde hace años, pero solo recientemente ha surgido un enfoque sólido en su tratamiento y prevención. La gran novedad, sin duda, son los notables progresos que se están desarrollando en materia de tratamiento farmacológico, con algunosmedicamentos aprobados en Estados Unidos, Japón y China, y a punto de debatirse su uso en Europa y España. Además, la medicina de precisión, el big data y la inteligencia artificial están transformando los métodos de diagnóstico, permitiendo detectar la enfermedad antes de que aparezcan los síntomas de deterioro cognitivo. Estos avances permiten una visión más optimista frente a una patología que afecta 46 millones de personas en todo el mundo y por la que todavía no existe una cura.
En este programa, se analiza el estado actual de la investigación en alzhéimer: más conocimiento, nuevos fármacos, mayor enfoque en la prevención y muchos ensayos clínicos en marcha. Por fin, los científicos encaran la investigación del Alzheimer con optimismo: tenemos el primer fármaco contra la enfermedad, conocemos los mecanismos que intervienen en su progresión y cómo prevenir el 40% de los casos.
En el programa, el director científico del Centro de Investigación de Enfermedades Neurológicas (CIEN), Pascual Sánchez-Juan, afirma que “sin duda, los fármacos son importantes para el alzhéimer, pero en una enfermedad como esta hay un factor imprescindible para la buena prognosis: el diagnóstico temprano” poniendo el foco en los métodos de detección: “Tenemos algunas herramientas para diagnosticar de forma precisa, como la punción lumbar o el PET, pero no son técnicas escalables que podamos usar de forma generalizada”.
En CIEN están centrados en los biomarcadores, es decir, en buscar componentes asociados a la demencia. El objetivo principal es ser capaces de detectar la enfermedad con un simple análisis de sangre. Y no están tan lejos de conseguirlo. “Hemos visto que las proteínas de la barrera hematoencefálica pasan a la sangre, y con las nuevas tecnologías podemos detectarlas e, incluso, podremos revelar la presencia de alzhéimer en personas en fase preclínica, cuando todavía no presentan síntomas”, apunta Sánchez-Juan.
Este cambio es abismal. "Creemos que es el principio de una nueva era, donde retrasar el curso de la enfermedad será posible, así que tenemos que estar preparados. Debemos tener las herramientas para que se haga de forma democrática y tener biomarcadores escalables que podamos usar de forma sencilla, sin depender de la tecnología, de centros superespecializados o de pruebas muy caras”, comenta el científico.
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