Farmacéutico y químico de formación, el Profesor Del Río inició su carrera científica en el Instituto de Química Médica del CSIC en Madrid, después de unas estancias postdoctorales en Barcelona, París y Roma. En Química Médica, fundó la Unidad de Neurofarmacología, dedicando esos primeros años al desarrollo de neurolépticos, alguno de ellos (bentazepam, TiadiponaR) todavía en uso clínico. Con la caracterización de los péptidos opiáceos, en los últimos años de la década de los setenta, el Profesor Del Rio centró su actividad en el análisis funcional de distintos neuropéptidos, los ya mencionados opiáceos, Substancia P, CCK…, siendo pionero en el uso de anticuerpos monoclonales específicos para bloquear sus acciones a nivel central.
En 1983, fue nombrado Director del Instituto Cajal contribuyendo decisivamente a su modernización incorporando grupos de análisis funcional y molecular que complementaron la excelente tradición neuroanatómica de este Instituto. Es en este periodo, cuando junto con otros prominentes neurocientíficos contribuye a la creación de la Sociedad Española de Neurociencias, de la que fue Presidente entre 1989 y 1991.
En 1989, es nombrado Profesor Extraordinario de Farmacología en la Universidad de Navarra y en 2005, Director del Área de Neurociencias del Centro para la Investigación Médica Aplicada (CIMA). En esta etapa, el Profesor Del Rio hace sus mayores contribuciones al estudio de las enfermedades neurodegenerativas estudiando las alteraciones de la neurotransmisión en modelos experimentales de parkinsonismo, la implicación de subtipos de receptores serotonérgicos en procesos cognitivos, en procesos neurodegenerativos y en trastornos psiquiátricos y el papel de receptores ionotrópicos en la patología sináptica en la enfermedad de Alzheimer.
Miembro de distintos Comités Editoriales y Paneles de evaluación de Agencias Internacionales, el Profesor Del Río dirigió 30 Tesis Doctorales, participó en 14 patentes y publicó más de trescientos artículos en revistas internacionales.
Querido Maestro, tus discípulos te decimos hasta siempre pues seguro que a diario echaremos en falta tu honesto consejo y tu inteligente sugerencia.
Descansa en paz, querido Amigo, ahora que feliz emprendiste el viaje seguro de reencontrarte con Marga, tu hija tan querida.
José Ramón Naranjo Orovio.